Los árboles susurraban algo, que él no podía descifrar aún.
Un árbol, una joven, una canción.
Detrás de ella, se encontraba la voz más dulce que él jamás volvería a oír.
Se dirigió hacia la joven que,dándole la espalda, aún cantaba la misteriosa canción, que fue lo último que oyó.
Si los árboles no hubieran susurrado, él no se habría dado cuenta, y tal vez, no hubiera sufrido.
¿Qué es mejor?¿Saber, o no saber?
Cuando se acercó a la joven lo suficiente, ella se dió vuelta.Se miraron.
El la miró, como nunca había mirado a nadie.Ella, lo enamoró, lo sedujo y lo atrajo hacia lo más profundo del bosque.
Sólo los árboles y, tal vez, algún ave o una ardilla, fueron testigos...Y aunque los árboles quisieron susurrar más fuerte, nadie más los escuchó.
Ella fue una de las últimas cosas que él vió.Estando él aún con vida, ella se fue.
Con sus últimas fuerzas, él sacó de su bolsillo su libreta.Allí dibujaba todo lo que le daba inspiración.
La dibujó, lo más perfecta y rápidamente que pudo.
Al reverso del dibujo, escribió:
"Para los que me encuentren, y deseen saber la causa de mi muerte:
Más allá de lo que pueda decir una autopsia, morí de amor.
Para los que se interesen en leer mis últimas palabras:
El dicho dice "Ojos que no ven, corazón que no siente".
Yo oí y ví a los árboles advirtiéndome, y fui igual donde ella.
La ví, me enamoré y sufrí.Sufrí por amor.
Mi corazón sintió y vió, aunque mi último pensamiento es este:
Tal vez, el dicho tiene razón, es mejor no saber algunas cosas,
y menos, la hora y el dia de tu muerte, porque así, el momento
en que sí tengas que morir, podrás ver tu vida pasar frente a ti, y entonces,
recordar, sentir, ver, oír , reír, llorar, y hasta vivir, todo al mismo tiempo.
Y esa, es una de las más grandes experiencias que pueda tener el ser humano."
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